Mi primera vez
Me miré en el espejo y sentí que no podía esperar más, esa tarde la mancha negra que había debajo de mi nariz iba a desaparecer. Me armé de valor y abrí el pequeño armario que había a la derecha de la puerta, busqué y por fin encontré todo lo necesario.
La cuchilla aun tenía algunos pelos de la barba de mi padre. Cogí la espuma y comencé a mi hermano mayor, apreté el bote y la eché sobre la palma de mi mano, la extendí suavemente por mi cara hasta que lo único que veía de mi rostro eran los ojos. Me armé de valor y agarré fuertemente la cuchilla, fui acercando mis manos lentamente hasta mi mejilla y noté como poco a poco se deslizaba por mi piel una y otra vez.
Por fin mi pesadilla había acabado, a la mañana siguiente podría ir al instituto con la cabeza muy alta porque había pasado de ser un chico a ser todo un hombre.
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